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Universidad de Chile e Instituto Nacional desarrollan ciclo de conversaciones sobre educación no sexista

Todos los estamentos del Instituto han estado participando de este ciclo de conversaciones.

La actual movilización del movimiento feminista ha generado un nuevo escenario nacional que impone la necesidad a las comunidades escolares en general, y a la del Instituto Nacional en particular, de abordar temáticas tales como la educación no sexista, la equidad de género, la coeducación, la sexualidad, la educación segregada por sexos, entre otras problemáticas que si bien no son nuevas, cobran hoy una visibilidad sustantiva y requieren ser abordadas urgente y participativamente.

A ello se suma la propuesta del Municipio de Santiago que ha propuesto a los liceos emblemáticos de la comuna, que actualmente son de un solo sexo, a debatir sobre la posibilidad de convertirse en mixtos.

Es por ello que las autoridades del Instituto Nacional, en virtud del convenio de colaboración vigente entre el Instituto y la Universidad de Chile, solicitaron a SABERES DOCENTES, Centro de Estudios y Desarrollo de Educación Continua para el Magisterio de la Facultad de Filosofía y Humanidades, apoyo para el desarrollo de un proceso de información y reflexión para y de la comunidad del liceo en torno a estas temáticas.

“Nos hemos planteado, primero, la responsabilidad histórica de poner en el tapete esta discusión y reflexión en un proceso que cumple distintas etapas. La primera, una fase de información para todos los estamentos de la comunidad, de manera de conocer cuáles son los diversos modelos que existen hoy día, sus virtudes y defectos. El objetivo es que cada cual se forme su propia opinión libre e informadamente. La segunda etapa es la del debate e intercambio de ideas, con respeto y tolerancia a todas las visiones. Y una tercera etapa en que cada cual podrá manifestar su decisión respecto a si el colegio debe o no ser mixto”, señaló Fernando Soto, rector del Instituto.

Es así que desde mediados de agosto se ha estado desarrollando un ciclo de conversaciones con los distintos estamentos de la comunidad educativa, abordando conceptos, prácticas y experiencias de educación no sexista para una convivencia democrática.

En esta primera fase, académicos/as de la Universidad de Chile se han reunido con directivos, docentes, asistentes de la educación, apoderados y alumnos, con la finalidad de propiciar la reflexión de la comunidad escolar en torno a las temáticas de género y educación no sexista, de modo de proporcionar un espacio de entendimiento y valoración respecto a la diversidad de las personas, así como generar un piso común de información y conocimientos para la próxima definición en torno a la transformación del Instituto en un establecimiento mixto, votación que se realizará a fines de este año.

El Instituto Nacional está desarrollando un proceso histórico, que contiene una gran carga simbólica y real, por la tradición de este liceo, no sólo por ser sólo de hombres sino por el rol que ha jugado en las transformaciones educativas del país. No en vano la primera toma estudiantil se produjo en 1833 en protesta a la pena de azotes que recibían los estudiantes, medida propia del modelo educativo de la época. Hoy, más de 180 años después, se vuelve a poner en tensión el modelo educativo imperante,  que en este como en tantos otros establecimientos educativos del país reproduce los patrones de una cultura y una sociedad machista”, señala la profesora Gabriela Martini, directora de SABERES DOCENTES, que forma parte del equipo de académicos y académicas de la Facultad de Filosofía y Humanidades que desarrollan este proceso.

Para Víctor Henríquez, alumno de IV Medio, “este es un paso necesario porque hoy en día vemos que esta ya no es una sociedad machista ni patriarcal y esta institución replica esas instancias, lo que no está bien. Tenemos que adaptarnos, ampliar nuestra visión a la igualdad y a la equidad de género. Me parece injusto que por el hecho de ser mujeres no puedan postular a este liceo”.

Este ciclo de conversaciones es profundamente enriquecedor y una oportunidad histórica. El hecho de comunicar públicamente los avances del proceso, sin lugar a dudas, contribuirá a estimular la participación activa y el compromiso de muchos que hasta el momento se han restado, ya sea por no ser convocados, o por falta de información que les permita tener argumentos más allá del “sentido común” para participar activamente de las discusiones”, indicó Tamara Madariaga, apoderada de octavo básico.

Por su parte, y respecto al rol que les corresponde a ellos como apoderados en este proceso, José Garrido señala que “nuestro compromiso es participar de un trabajo colaborativo en la búsqueda de lo que queremos formar como futuros ciudadanos. Esto debe quedar plasmado en el Proyecto Educativo que consensuamos con los otros estamentos de la comunidad, porque estos temas valóricos, en la mayoría de los casos, quedan fuera de los PEI y solo se limitan a cosas generales, olvidando el enfoque de derecho e inclusión que estos deben tener para la formación integral de los estudiantes”.

En el marco de las grabaciones que se realizaron de este proceso, Alicia Mesa, alumna de tercero medio, indica que “si bien el liceo ya es mixto, ya que aparte de mí existen otras compañeras trans, me parece complicado incorporar mujeres, ya que el IN no está adecuado no solo en infraestructura, sino que culturalmente. No porque ingresen niñas la misoginia y el machismo se van a eliminar. No es una medida que venga a solucionar todas las problemáticas que vienen arraigadas desde hace mucho tiempo. Este es un cambio lento, no a corto plazo”.

En una segunda etapa, e independiente de la definición que tome la comunidad escolar en torno a la incorporación de estudiantes mujeres en el establecimiento, se plantea desarrollar un proceso de reflexión y acompañamiento de mayor alcance y profundidad destinado al razonamiento, individual y colectivo, en torno a las creencias, las prácticas cotidianas y pedagógicas, la significación que otorgan y realizan los actores desde sus respectivos roles en la comunidad educativa en torno a las relaciones humanas, así como la inclusión de la perspectiva de género en los diversos instrumentos de gestión escolar.

En esta línea, Carlos Urzua, vicerector de extensión, destaca que “el momento que vive el Instituto Nacional en la actualidad es histórico porque qué duda cabe que los tiempos exigen que seamos capaces de transitar desde una cultura educacional monogenérica a un colegio coeducacional. El desafío es hacer todos los esfuerzos por cambiar la cultura machista que discrimina por género y ha estado radicada en el IN por muchos años. Debemos entender que toda la comunidad tendrá que hacer esfuerzos por dejar de lado los prejuicios, pensar que los modelos actuales de educación son integradores, donde no puede existir discriminación de ninguna especie y que por el contrario, que se incorporen mujeres al colegio va a ser una gran fortaleza para la convivencia y la formación en ciudadanía de nuestros estudiantes”.

Por su parte, Gonzalo Pérez, profesor de artes visuales señala que “este cambio no es a corto plazo, ya que involucra un cambio cultural necesario que hay que hacer en todos los estamentos; estudiantes, profesores, apoderados e incluso en el entorno del colegio. Yo soy partidario de un colegio coeducativo porque nuestra sociedad es mixta, entonces seguir educando en un formato monogénero les da a nuestros alumnos una visión bastante sesgada y tarde o temprano, eso se nota. Como profesores encargados de una formación íntegra, debemos aceptar este cambio”.

Será finalmente el Consejo Escolar, donde están representados todos los estamentos, quien tome la decisión de manera participativa, informada, transparente y democrática.

Avanzar en el camino de la coeducación no es sencillo. “Lo más complejo es el cambio de cultura de todos los miembros de la comunidad. Nuestro cuerpo docente está acostumbrado a un liceo que cumplió 205 años de historia en un modelo de educación para colegio de hombres, sin perjuicio de que muchos de nuestros colegas tienen experiencia laboral en otros establecimientos donde hay solo mujeres o mixtos. La forma de presentar la propuesta pedagógica va a ser sin duda un cambio interesante, desafiante y apasionante. La mirada de cómo los profesores deberán que enfrentar este desafío es una preocupación que tendremos que conversar e ir preparando. El comportamiento del resto de la comunidad también es algo que debemos abordar. La primera generación de mujeres que se integre a nuestro proyecto educativo va a tener que ser protegida por el resto, porque tenemos grandes expectativas en ese sentido y esperamos que las experiencias sean positivas. No queremos equivocarnos y queremos ser bien responsables en cómo vamos avanzando en esta nueva historia del Instituto Nacional”, enfatiza el rector.

Aproximarse a estos temas no constituye un fin en sí mismo, sino que plantean un cuestionamiento de fondo en torno al tipo de convivencia que aspiramos como sociedad y como comunidad educativa. “La discusión sobre la incorporación de la educación no sexista, no termina con la definición que tomen los actores respecto a convertirse o no en liceo mixto.  El pasar a ser mixto, sin duda sería un gran avance, pero la discusión de fondo y de mucho mayor alcance; es el tipo de relaciones que se construyen entre los distintos miembros de la comunidad educativa, y muy particularmente el modelo de enseñanza predominante. Por ello se requiere un cambio de prácticas educativas, pero también un cambio en las relaciones humanas. El liceo hoy ya está habitado por mujeres: profesoras, asistentes de la educación, madres, y estudiantes de diversos géneros, como Alicia. De hecho, la nueva ley de identidad de género les otorga el derecho a ser reconocidos y reconocidas a las distintas identidades de género, lo que implicará cambios sustantivos para el Instituto y para todas las comunidades escolares del país”, finaliza la profesora Martini.

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