La definición de las competencias requeridas para la docencia universitaria en el siglo XXI no es ahistórica, ni técnica, ni neutra. La discusión en torno a las competencias docentes no puede escindirse de los fenómenos que han reconfigurado a las instituciones de educación superior en las últimas décadas, entre estos la problematización en torno a los enfoques educativos, teorías de aprendizaje y paradigmas psicoeducativos.
Enfoques, teorías y paradigmas que se interrelacionan y de ellos derivan no sólo consecuentes modelos formativos y prácticas de enseñanza, sino también determinados modelos comunicativos.
Actualmente, se observa una reconfiguración en los modelos de enseñanza-aprendizaje, que puede sintetizarse en el tránsito desde un paradigma educativo centrado en la enseñanza (por tanto, en quien enseña) hacia otro focalizado en el aprendizaje (por tanto, en el estudiante) y el contexto en que éste se desarrolla (ambiente de aprendizaje).