La convivencia escolar, su enfoque y ámbitos en las JAP 2020

En las Jornadas de Actualización Pedagógica de enero de 2020, los temas de Convivencia Escolar tuvieron una presencia marcada por dos elementos, por una parte, algunos acentos de la Política Nacional de Convivencia Escolar que instalaron en el último año, la posibilidad de un retroceso en lo relativo a lo disciplinario y por otra, la notada significación de ámbitos de trabajo pedagógico que hoy marcan -o debiesen marcar- una preocupación central, a saber: la integración de la perspectiva de género, la resolución de conflictos basada en lógicas formativas, los múltiples desafíos de inclusión y participación.

La propuesta de contenidos de los módulos de los distintos cursos relacionados con la Convivencia Escolar, tenían un elemento en común, destacar el sentido formativo que debe tener el abordaje del conflicto que hoy se instala en la escuela desde distintas dimensiones culturales. El énfasis que el Núcleo de Convivencia, Ciudadanía, y Género de Saberes Docentes, quiere otorgar a esta reflexión profesional y construcción de saberes va por el camino de comprender el rol de la escuela y de sus comunidades como acompañamiento pedagógico y resguardo en derecho de los niños, niñas y jóvenes que en los espacios escolares buscan pertenencia y crecimiento. Fue esta la orientación fundamental que se promovió en las JAP 2020, compartiendo enfoques, información y  metodologías basadas en la construcción colectiva de conocimiento y el trabajo en equipo.

En relación a determinados acentos en el abordaje de la Convivencia Escolar, se trabajó en la reflexión sobre la irrupción de formas de control con un acento punitivo que se propusieron como fórmula para enfrentar fenómenos de conflicto al interior de los establecimientos y las aulas, que se enfocaron finalmente en definir procedimientos legales para aplicar sanciones, promoviendo la coerción como el principal modo de resolver el conflicto escolar, relegando a un segundo plano la tarea principal de la escuela, la de educar.

Del mismo modo, la integración de la perspectiva de género a las prácticas pedagógicas y múltiples dimensiones de las comunidades escolares se abordó a través de la reflexión colectiva que parte desde la experiencia biográfica personal y social para avanzar hacia la vivencia escolar y prácticas de aula como dimensiones de reproducción de la desigualdad y exclusión de género, así como el sexismo en sus diversas expresiones. En tal sentido, buscamos visibilizar que la “deconstrución” de estas estructuras de la hegemonía patriarcal que causan los procesos de discriminación y violencia de género son una tarea tanto de cada docente como del colectivo de las comunidades educativas, las cuales deben someter a crítica sus creencias heteronormadas, binarias y sexistas, avanzando así hacia la construcción de nuevas formas de relación así como hacia una pedagogía que efectivamente tenga la justicia social y equidad como base de los procesos formativos.

La resolución de conflictos, como sabemos, es uno de los temas centrales en convivencia escolar, tanto es así que durante mucho tiempo ambas expresiones aparecían como sinónimas. Los participantes de las JAP supieron de dialogo, mediación, arbitraje, negociación junto con la compresión del conflicto como un fenómeno propio de la condición humana.

En las distintas aulas de las JAP, no sólo en donde se desarrollaban cursos relacionados con la convivencia escolar, las metodologías eran abundantes en dinámicas y trabajo en grupo, relevando la reflexión profesional en comunidades de aprendizaje. La creación de conocimiento es una acción que necesita del intercambio y de la interacción, y por supuesto de entender que la participación es una condición primaria en el desarrollo de un grupo, comunidad o sociedad.

En un momento especial para nuestro país, el fomento de la participación al interior del sistema educativo, es decir, en la gestión escolar, en el aula, en la constitución de instancias de deliberación, de representación, en suma, en donde cada actor sea tratado como un sujeto de derechos y de transformación social. Fomentar, decimos, la participación al interior de nuestras escuelas y liceos significa promover ciudadanos con una visión crítica, que además aportan a la construcción de una comunidad nacional inclusiva y respetuosa de la dignidad humana, uno de los más preciados valores que debe resguardar nuestra educación. He ahí el desafío de la transversalidad educativa.

En este sentido, este enfoque de la Convivencia Escolar que posee SABERES DOCENTES, se materializa en las Jornadas de Actualización Pedagógica, las cuales se apropian de la comprensión de la Convivencia como un gran marco que se transversaliza a todo aquello que ocurre en el espacio escuela,  y que necesariamente debe permear a la forma de hacer pedagogía, la forma de pensar la didáctica y el currículum, la forma de gestionar el liderazgo y los recursos, en definitiva, comprender que la Convivencia Escolar no es una espacio determinado del quehacer educativo, sino más bien es una totalidad que debe ser inherente a la cotidianidad de las comunidades escolares.  

De esta forma las JAP 2020, y en especial los cursos relacionados con los temas de la convivencia escolar, no sólo desarrollaron un proceso formativo, sino que promovieron un sentido del rol que los miembros de las comunidades educativas terminaron refrendando y proponiendo innúmeras propuestas para implementar en sus establecimientos.

 

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