Si bien el informe elaborado por la Comisión Rettig en 1991 elevaba a 103 el número de profesores y profesoras víctimas fatales del terrorismo de estado durante la dictadura, hoy sabemos que la cifra asciende a 136. Así lo señaló hoy el Colegio de Profesores en su nota conmemorativa. Allí también están sus nombres y apellidos.
Esto no incluye la censura, despidos y exoneraciones a los docentes que fueron considerados partidarios de la Unidad Popular, o a las y los estudiantes y académicos universitarios de pedagogía identificados como “políticos” por el régimen.
Es innegable el impacto que sufrieron las pedagogías durante los años que siguieron al golpe. El Instituto Pedagógico ubicado en el Campus Macul fue separado de la Universidad de Chile y reestructurado. Las palabras del rector designado, Fernando González Celis, a los estudiantes de la nueva Academia Superior de las Ciencias Pedagógicas son esclarecedoras: “Comprenderás algún día que para aprender a mandar debes primero aprender a obedecer”.
Por estos años también se registró el cierre definitivo de las Escuelas Normales y el traspaso de la administración de los establecimientos desde el Estado a las municipalidades, lo que impidió que los profesionales recibieran el reajuste salarial que estaba contemplado en el Decreto Ley N°3.551. Esto configuró la denominada deuda histórica, la que todavía se exige desde el magisterio.
También está caso del SUTE (Sindicato Único de Trabajadores de la Educación). La organización sindical más importante de trabajadores de la educación que contó con más de 100.000 socios, vio reducida drásticamente su planilla a 800 en solo dos años y terminó por disolverse en 1974 luego de que se cancelara su personalidad jurídica a través de Decreto Ley N°1284.
En un ejercicio de memoria recordamos a las organizaciones que, pese a la represión institucional, siguieron en la lucha por los derechos de las y los docentes. La AGECH (Asociación Gremial de Educadores de Chile), por ejemplo, que desde su creación en 1981 denunció la arbitrariedad a la que eran sometidos los profesores y la precariedad de sus nuevas condiciones laborales.
En un ejercicio de memoria también rendimos homenaje a todos y cada uno de los docentes que ya no están con nosotros.