A través del Centro SABERES DOCENTES

Universidad de Chile acompaña importante proceso de Instituto Nacional

Un ciclo de conversaciones y talleres se realizaron durante los últimos meses del año 2018, en el contexto del convenio de colaboración de la Casa de Bello con el Instituto Nacional.

2do foro interestamental, donde hubo doce ponencias que argumentaron a favor y en contra del modelo plurigenérico.

Según cifras del Ministerio de Educación, cerca del 4% de los colegios en Chile son exclusivos para hombres y mujeres. Como una medida para evitar la segregación y hacer la educación más inclusiva, la Municipalidad de Santiago en mayo del 2018, quiso abrir la posibilidad a que los establecimientos emblemáticos de la comuna, debatieran la posibilidad de convertirse en mixtos.

En este contexto, la Universidad de Chile, a través de SABERES DOCENTES, Centro de Estudios y Desarrollo de Educación Continua para el Magisterio de la Facultad de Filosofía y Humanidades, desde el año pasado ha venido desarrollando un ciclo de conversaciones y talleres con todos los estamentos del Instituto Nacional.

Directivos, docentes, asistentes de la educación, estudiantes, apoderados y ex alumnos han sido parte de estas actividades, cuyo propósito ha sido generar espacios de reflexión que nutrieran la discusión en torno a la definición del tránsito a un liceo mixto, proceso que se ha desarrollado en el marco de relaciones de horizontalidad entre instituciones históricamente hermanadas que comparten sus experiencias, sus saberes, sus cuestionamientos y sus desafíos.

Gabriela Martini, Directora SABERES DOCENTES, indicó que “los insumos que hemos brindado en este proceso y las reflexiones que hemos intentado estimular, están basadas en estudios que hemos efectuado sobre la temática de género, educación no sexista, políticas públicas, en la experiencia observada en otros contextos educativos, en la propia experiencia de nuestra universidad y ciertamente en los marcos valóricos que nos sustentan como universidad pública, comprometida, desde sus inicios, con el desarrollo de la República, y particularmente con el fortalecimiento de la educación pública, al igual que el Instituto”.

Como parte final del proceso que lleva adelante este emblemático establecimiento, la semana pasada se realizó el segundo foro interestamental, donde hubo doce ponencias que argumentaron a favor y en contra del modelo plurigenérico, instancia de reflexión ad portas de la votación que, según el mandato establecido en el Consejo Escolar de diciembre del año 2018, se realizaría a fines de marzo de este año.

“Como comunidad estamos en esta disyuntiva de repensar nuestro proyecto educativo y ver cuál es el camino que tenemos que seguir en el futuro. No es una reflexión sencilla, son temas complejos. Tenemos el peso de una tradición que a nosotros nos llena de orgullo, pero también tenemos la responsabilidad de mirar el abierto futuro. El Instituto por su vocación y su esencia, desde sus orígenes, tiene la preocupación de hacer lo mejor posible para entregar a la patria ciudadanos que sean un aporte a la construcción de una sociedad más justa, más fraterna, más igualitaria, donde todos quepan y tengan acceso a mayores cuotas de felicidad. Y la educación es la llave maestra que prepara el camino para ese transitar hacia el futuro”, señaló Fernando Soto, rector del Instituto Nacional.

“Lo importante para los adultos que componemos esta comunidad, es que tenemos una responsabilidad especial hacia las nuevas generaciones, demostrándoles que somos capaces, en un estado de derecho y sistema democrático, de discutir ideas que piensen en el bien común, desde una óptica de respeto, tolerancia, pluralismo y libertad de expresión”, puntualizó Soto.

La discusión de la comunidad institutana está vinculada al paso de una educación diferenciada, a un liceo diverso y coeducativo. En este sentido, señala la profesora de SABERES DOCENTES, Marcela Bornand, “el cuestionamiento de fondo aquí nos remite a los principios y sentidos profundos en que estamos sustentando los proyectos educativos de la educación pública. El derecho a la educación es un derecho social sine qua non, que el Estado debe garantizar para todos y todas. Sin embargo en los foros multiestamentales, hemos presenciado cómo el derecho a la libre elección de los padres viene a instalar un manto de confusión en los actores de la comunidad Institutana al momento de sopesar argumentos para deliberar si transitar a mixto o mantener un modelo segregado”.

En este marco entonces, se hace pertinente señalar que la educación diferenciada o segregada, corresponde a un modelo pedagógico que separa los procesos y experiencias pedagógicas por sexo, creando un ambiente irreal al establecer una segregación socialmente artificial y que invisibiliza las prácticas sexistas del modelo pedagógico.

Por otra parte, la educación mixta, nace de la necesidad social de integrar a las mujeres a procesos educativos formales para avanzar hacia la igualdad social, pero no cuestiona necesariamente el modelo pedagógico ni el currículum como fuente de reproducción de machismo, e integra a niños y niñas de igual modo, sin diferenciar en el trato ni en los programas de estudio.

A partir de estas realidades, surge el modelo coeducativo, que nace desde la comprensión de que el modelo pedagógico y el currículum escrito y oculto de la escuela, refuerzan la desigualdad de género y sexual, y desde allí desarrolla un proceso intencional que busca la integración social de niños y niñas, velando por la desaparición de toda forma de discriminación.

Sin embargo, como señala la profesora Martini, “si bien se aprecia que los estudiantes están a favor de la integración de compañeras al Instituto, existen importantes resistencias principalmente a nivel de los apoderados y algunos profesores, que  argumentando los problemas de infraestructura del liceo y, desde una visión conservadora de las tradiciones, desconocen que la equidad de género es parte de la política educativa, y que el derecho a la educación en condiciones de igualdad de oportunidades, debe ser garantizada por todas las escuelas y liceos del país.”

Según cifras publicadas recientemente por el MINEDUC, los establecimientos segregados han disminuido en un 35% en los últimos siete años, lo que nos indica que en Chile este tipo de educación está en progresiva disminución. Si bien la evidencia de múltiples estudios y la observación de la realidad indican que un colegio mixto no asegura la educación no sexista, contribuye significativamente a avanzar hacia una comunidad con mayor equidad de género.

Es el paso que están dando múltiples liceos privados y públicos de nuestro país, que se han convertido en mixtos o que han revisado sus proyectos educativos, al alero de los actuales contextos sociales.

“Una dimensión clave que emerge en este proceso de deliberación Institutana, es la urgente necesidad de transformar su proyecto educativo y modelo pedagógico, en torno a la equidad y justicia social como horizontes de la formación educativa, lo que sin duda debe conducir a la revisión crítica de las prácticas pedagógicas, de convivencia, nociones curriculares, usos de espacios físicos, etc. Así, más allá de si finalmente la comunidad decide integrar mujeres a su estudiantado, el desafío del Instituto y de toda comunidad escolar, es avanzar hacia la construcción de proyectos coeducativos y no sexistas", puntualizó Bornand.

Experiencias como las del Liceo Técnico de Temuco, Liceo Técnico de Valparaíso, Liceo Lastarria, Liceo Alessandri Palma, entre otros, nos hablan de un proceso de cambio cultural, donde resulta relevante destacar que han sido los y las propios/as estudiantes los y las que han presionado para que sus comunidades avancen en tal dirección.

Así lo demuestra Rodrigo Pérez, del Centro de Estudiantes Instituto Nacional, quien señala “…un espacio educativo no es de exclusiva formación académica, no es un lugar donde la participación comienza y termina en la sala de clases. En el 2014 tuve la maravillosa oportunidad de participar en el grupo scout del liceo, donde conocí a mis primeras amigas y recibí las herramientas que lamentablemente el currículum escolar nunca se ocupó de entregarme. Esas habilidades que no están en ninguna alternativa, documento o prueba. Aprendí a convivir y a romper los estereotipos que en este espacio de hombres no era capaz de evidenciar”.

Agrega “…a lo largo de los cinco años que llevo en el Instituto Nacional, he escuchado insistentemente que debemos humanizar los espacios. La lectura es clara; la necesidad de entender que un espacio de formación educativa es precisamente para formar seres humanos, donde no sacamos nada con enarbolar la bandera de la equidad de género, si es que no somos capaces de poner ese discurso en práctica”.

Hoy existen alumnas transexuales dentro del estudiantado del Instituto Nacional, por lo que Rodrigo aclara que “…las restricciones que hoy existen para el ingreso, no se tratan de ser mujer o no, sino de los genitales que posee la persona que quiere ingresar. En este caso, los femeninos están prohibidos”.

En el actual proyecto educativo del Instituto Nacional se lee: “la finalidad educativa del IN es formar buenos ciudadanos”. Cabe preguntarse entonces ¿Qué es ser un buen ciudadano? El camino hacia un Instituto Nacional coeducativo recién comienza. Y si bien hay opiniones encontradas dentro de los distintos estamentos que tendrán que tomar la decisión en las próximas semanas respecto a su futuro, no cabe duda que esta discusión ha abierto las puertas a replantearse cuál es el tipo de ciudadanos y ciudadanas que se necesitan para una sociedad más democrática, justa e inclusiva.

María José Núñez Adaros