Es relevante formar mentoras con capacidades profesionales que les permitan acompañar, en una relación de trabajo colaborativo entre pares, a los y las educadoras de párvulos noveles en sus procesos de inmersión a la carrera. De esta forma, la mentoría puede contribuir al desarrollo de habilidades y capacidades profesionales en educadoras de párvulos principiantes, gracias al establecimiento de espacios de diálogo profesional y de instancias de reflexión y aprendizaje colaborativo entre la mentora y el o la educadora de párvulos.
Por eso la importancia del curso Formación General de Mentoras de Educadoras de Párvulo Principiantes realizado por el Centro de Estudios Saberes Docentes con el apoyo del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas, CPEIP.
“En nombre del Ministerio de Educación les damos la más cordial bienvenida ya que de manera voluntaria se han desafiado a iniciar un nuevo proceso de formación. Ustedes son la primera generación que va a conformar el registro público de mentores en este nivel para poder hacer acompañamiento. La Ley 20.903 de Desarrollo Profesional Docente nos impulsa como Ministerio de Educación a ser un apoyo constante a la docencia para el fortalecimiento de sus prácticas”, señaló Macarena Rojas, encargada de la Unidad de Inducción y Mentoría en el ejercicio profesional docente de CPEIP y de la Red Maestros de Maestros Sistema Nacional de Inducción para Docentes Principiantes.
El curso está diseñado para formar a educadoras de párvulos experimentadas en el ejercicio de la profesión para que puedan actuar como mentoras de los y las educadores/as de párvulos noveles (principiantes) o que se inician en la carrera profesional.
Participan 131 educadoras de párvulo de las Regiones Metropolitana y de Valparaíso, quienes tendrán 100 horas cronológicas de trabajo en modalidad sincrónica y asincrónica, distribuidas em clases, talleres, círculos de reflexión y tutorías.
Para Pablo González, subdirector de Saberes Docentes, “este desafío constituye un hito por ser las primeras Educadoras que formarán parte del Registro Nacional de Mentores y Mentoras en el marco de la Ley 20.903”, que ha logrado un efecto significativo desde el punto de vista del reconocimiento, el fortalecimiento y la resignificación de la profesión docente, a través de la comprensión no solo conceptual, sino que también metodológica, respecto de que responde a un continuo formativo”, puntualizó.
De cada 10 profesores y profesoras que están titulados para ejercer la profesión, en los primeros cinco años, cuatro de ellos abandona el mundo escolar. Las razones son múltiples, pero hay procesos críticos entre la salida de la universidad y la llegada al establecimiento educativo que muchas veces no permiten que todas y todos puedan responder de manera satisfactoria.
Desde el año 2015, la Facultad de Filosofía y Humanidades a través del Centro de Estudios Saberes Docentes, ha hecho constantes esfuerzos en la perspectiva de estudiar y comprender la mentoría, y este proceso viene a completar las actividades desde el punto de vista de la profesión y formación docente en general.
“Ustedes serán la primera generación de educadoras de párvulos en carrera docente que se forman como mentoras, lo que significa la consolidación de esta iniciativa. Cuando alguien decide ser mentor/a implica desarrollar una tarea que, si bien tiene mucho para el propio aprendizaje, tiene mayor importancia para la profesión, para las educadoras en general. Lo que ustedes van a hacer es recoger y devolver toda la información de lo que ocurre con aquellas educadoras que ingresan al ejercicio profesional para contribuir a la formación inicial “, destacó Ingrid Boerr, profesional de Saberes Docentes y coordinadora académica del curso.
El curso se inicia en una etapa de muchas nuevas demandas para la formación de Educadores de Párvulos; el Marco para la Buena Enseñanza, nuevas Bases Curriculares, Estándares de Formación Inicial que imponen un nuevo marco para trabajar y acompañar a muchas educadoras que incluso han terminado su formación e ingresan al campo laboral desde la virtualidad. “Eso nos obliga a ponernos a la altura de las circunstancias en las que nos encontramos y optimizar todo lo que podamos poner a disposición de las nuevas generaciones, ya que el escenario en el que les va a tocar desempeñarse es muy distinto”, finalizó Boerr.